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Regalos corporativos: Un reto para el buen gusto.


Esta mañana asistí a un desayuno con publirelacionistas y conversé con una colega, quien me contó con efusividad su reciente y difícil experiencia vivida para escoger un regalo para el embajador de Suiza. Mi amiga, como parte de su trabajo, tiene entre sus múltiples tareas profesionales la -aparentemente sencilla- tarea de seleccionar el regalo perfecto para sus clientes, en esta ocasión, para dicho diplomático.

En lo primero en lo que pensó como opción de regalo fueron las flores y el vino; para entonces, ella había llegado a la conclusión de que regalar una canasta con quesos era riesgoso pues en Suiza se consumen los mejores quesos del mundo por lo que sería muy difícil complacer al cliente con algún queso comprado en México. Antes había pensado en regalarle una canasta de frutas pero también descartó la opción pues su cliente viajaría al día siguiente, por lo que sería difícil que el diplomático tuviera oportunidad de consumir las frutas o de llevarlas consigo en su viaje.

El tiempo se le terminaba por lo que optó por pedir ayuda a uno de los múltiples proveedores de su agencia de relaciones pública, pero su preocupación se convirtió en angustia cuando como propuesta que recibió ¡un arreglo de una piña con flores amarillas incrustadas!

Ante mi asombro le pregunté - ¿y entonces qué hiciste? ¿qué regalo le enviaste al embajador? Con cierto enfado me respondió que finalmente había tenido que destinar buena parte de su tiempo a ir a una tienda de regalos que ella conocía, en la que ella misma había ido escogiendo artículos uno a uno y así había armando el significativo regalo.

Los regalos corporativos son en efecto un importante reto para el buen gusto ya que el mensaje que tienen que transmitir a nuestros clientes es el de respeto, gratitud o simplemente el de felicitación por su cumpleaños o por algún logro laboral como una promoción.

Desde mi perspectiva como diseñadora floral y con muchos años de ejercer en grandes corporaciones sé que el envío de un regalo a un cliente conlleva un compromiso grande, pues siempre hay que “quedar bien” con quien paga la fiesta.

Mi recomendación para un regalo para un diplomático sería un arreglo mediano con flores alegres pero también elegantes como por ejemplo los lisianthus en tonos cafés-ocre como flor protagonista, acompañadas por hortensias blancas y por follajes como el ruculus que le den el toque verde al arreglo. Las suculentas son también una excelente opción utilizadas en arreglos modernos combinadas con algún elemento de naturaleza muerta y follaje como el “cola de caballo”. Es importante no recargarlo con demasiadas flores y colores ni tampoco irnos al extremo de diseñar un arreglo tan moderno que pudiera parecer a la vista disruptivo.

En cuanto al vino, si queremos complacer a un cliente extranjero, sugiero siempre irnos por aquellas marcas producidas por bodegas nacionales y que cuenten con un prestigio ganado a lo largo de los años. Un ejemplo es el Nebiolo2012 de L.A. Cetto, que es el vino mexicano que más premios internacionales ha ganado en la actualidad proveniente del emblemático Valle de Guadalupe. Otras opciones son el Gran Ricardo Monte Xanic 2011 y el Casa Grande Shiraz 2009.

Así pues, la próxima vez que tenga que hacer un regalo corporativo tome en cuenta estas recomendaciones y acérquese a un buen proveedor para que no lo sorprendan con ¡piñas amarillas!

Yaya

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